miércoles, 17 de junio de 2015

Mi motivación

Este fin de semana, mientras comíamos con un grupo de amigos, me estuvieron preguntando como llevaba el entrenamiento del Ironman. Entre risas les fui explicando como me iba. Y mientras iba explicando la cantidad de horas que entrenaba, comentado que esperaba tardar 12 o 13 horas en entrar a meta el día de la carrera, de pronto, alguien me pregunta  "¿Y cual es tu motivación para hacer el Ironman?" Al oír la pregunta, mi primer impulso fue dar una respuesta rápida. Pero la verdad es que no supe que contestarle. Me sorprendió no tener una respuesta. Al menos no tener una respuesta única. Poco a poco, y con una media sonrisa le reconocí que no lo sabía muy bien. Tal vez la motivación no era única, sino el conjunto de varios motivos. Le comenté que evidentemente se trataba de un reto deportivo muy importante, que lo hacía en recuerdo de mi padre. Pero tenía claro que no eran los únicos motivos. Aunque no me había preguntado anteriormente cuales podían ser. Supongo que desde que comencé con el triatlón, el Ironman es una especie de fin último, de meta, que tienes en el horizonte, también el buscar la sensación de que aún me siento joven y puedo realizar "proezas" deportivas para las que en teoría ya no estoy preparado, la necesidad de superar mis límites, un ego mal entendido incluso... Después de varios días sigo sin tener una lista cerrada de lo que me ha motivado a embarcarme en esta aventura.

Lo que si es cierto es que llegó un día en que sentí que había llegado mi momento, mi oportunidad, sentí la necesidad de probarme, me sentía con fuerzas para afrontar la preparación y me sentía capacitado para, al menos, intentarlo. No lo pensé demasiado. Supongo que era algo que ya había madurado inconscientemente, parte de un proceso en el que empezando desde los triatlones más cortos del principio, y que junto con lo competitivo que soy, solo podía acabar (¿de momento?) preparando y si puedo, acabando, un Ironman.

Esta semana ya he entrenado en torno a las 11 horas. Cada vez me cuesta más encontrar huecos donde meter las sesiones más largas sin desatender a la familia. Al final, son los que están haciendo el sacrificio más grande para que yo pueda entrenar. Elisenda ocupándose de los niños y de la casa, los abuelos echando una mano en la medida de sus posibilidades. Todo para que yo pueda sacar un par de horas por la noche para nadar, 3 o 4 horas el domingo para rodar con la bici. Y yo, robándole horas al sueño y a las comidas para poder completar el plan. A lo que más me cuesta renunciar es a los niños, a poder estar con ellos, a jugar con ellos, pero como ya he comentado anteriormente, es parte del precio a pagar.



En la piscina esta semana me he sentido muy flojo. Conseguí nadar en la sesión del martes 3500 metros por primera vez. Sin embargo, no se si ese sobre esfuerzo físico, o tal vez mental, no me permitió rendir las dos siguientes sesiones en condiciones. Dar una brazada después de media hora era un mundo. Corriendo bastante bien, y en la bicicleta, ya metiendo sesiones por encima de las 3 horas el fin de semana.

Esta semana participaré en el triatlón de la Garmin de Barcelona, en la distancia olímpica, como parte de la preparación. Así que algo se reducirá el volumen de entrenamientos. Mi cuerpo lo agradecerá por que me siento bastante cansado. Además, tengo ganas de sentir el hormigueo en el estómago de la competición.

Espero que todas las semanas que llevo de entrenamiento, se vean reflejadas este domingo.

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