martes, 9 de junio de 2015

Dar un paso atrás para seguir avanzando

Durante la última semana el cansancio hizo mella en mi y tuve que coger un día adicional de descanso. Hacía tiempo que aunque entrenaba con normalidad, notaba que cada vez me costaba más coger el ritmo en cada entrenamiento, especialmente al correr. Y sobre todo me costaba muchísimo recuperar para afrontar el siguiente entrenamiento descansado. Y el viernes mi cuerpo (o mi cabeza) dijo basta. Me puse las zapatillas para salir a correr y tras apenas medio kilómetro, mis piernas se pararon. No podría explicarlo. Fue una mezcla entre cansancio y desánimo. Aunque mi cabeza me decía "sigue", mi cuerpo no podía. Me detuve, respiré hondo y me planteé si merecía la pena. No se si con razón o no, pero decidí que en ese momento había acabado mi entrenamiento.

Mientras volvía caminando a casa, escuchando la música que me había puesto en mi ipod, intentaba analizar lo que me había ocurrido. Entiendo que había una parte física. Los entrenamientos son brutales, cada vez más largos y sobre todo seguidos. No he acabado de correr o ir en bici, que a las pocas horas me toca volver a coger la mochila y tirar hacia la piscina, y nadar otros 2000 o 3000 metros. Si son 2000 es durísimo por que son sesiones muy técnicas, que mentalmente te machacan. Y si simplemente se trata de nadar 3000 metros continuos... pues eso... dar 120 vueltas a una piscina puede ser realmente desalentador.

Eché la vista atrás, recordando como había entrenado las semanas anteriores y pensé que tal vez no sería mala idea tomar un día de descanso adicional. Las lesiones me han respetado, no me había saltado ningún entrenamiento en semanas y mentalmente necesitaba desconectar un poco. Así que llegué a casa, me duché igualmente y me dediqué a disfrutar de mi familia, de mis hijos y de mi mujer. Y fué genial. Lo necesitaba. Descansé lo suficiente, y el sábado corrí una hora con fuerzas, ganas y energía. Y eso que salí a correr a las cinco y media de la mañana porque mi hija tenía un torneo de hockey todo el día y teníamos que estar en Lleida a las diez de la mañana. A pesar de la hora, el descanso con el que comencé a correr me hizo tener sensaciones buenísimas.  

A veces es mejor dar un paso para atrás, para conseguir dar dos hacia delante tal y como me repite Victor en la piscina una y otra vez, intentando evitar que el ansía por avanzar cada vez más rápido, consiga el efecto contrario. Nuevamente, las lecciones que he ido aprendiendo desde el comienzo del entrenamiento me sirven una y otra vez. 

Y como comento, la tónica durante la semana ha sido la de sesiones largas, en las que me encontraba cada vez más cansado y me costaba más recuperar. Así que empiezo a dar cada vez más importancia a las sesiones de recuperación en casa. Baños de agua helada, Compex, hielo, geles de frío, todo lo que está en mis manos para recuperar lo más rápido posible. 



Y es que mi siguiente sesión de entrenamiento no esperará. Seguiré luchando.

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