miércoles, 3 de junio de 2015

Cuando lo extraordinario se convierte en cotidiano

Si las últimas dos semanas de entrenamiento han destacado por algo ha sido por la normalidad.

Estoy teniendo mucha suerte a nivel de lesiones porque me encuentro muy bien. La rodilla no ha vuelto a molestar. Si acaso, alguna molestia puntual que se pasaba con Voltarén. Pero la tónica ha sido la de la tranquilidad. He podido seguir los planes de entrenamiento sin altibajos. Eso si, cada vez ocupándome más tiempo, y costándome más encontrar tiempo y fuerzas. 

Ha sido de una forma tan progresiva que sin darme cuenta me encuentro en un momento en que prácticamente cada segundo que tengo libre lo dedico a entrenar. A entrenar, o con cualquier tema relacionado con el Ironman. Busco motivación en los videos de internet, leo libros relacionados con el tema, dedico tiempo a recuperarme físicamente bien con algún masaje o por mi cuenta con la electroestimulación del compex. Salvo el tiempo obligado que dedico al trabajo o a la familia (el poco que me queda y que les reduzco cada vez más) me da la sensación que solamente como, entreno y descanso. Hay días que cuando me meto en la cama estoy tan cansado que no puedo dormir. Puedo sentir, "oir", hasta el último músculo de mi cuerpo. Los brazos y las piernas me pesan como si fueran de plomo. Y puedo notar como la sangre fluye a golpes por mi cuerpo. Y muchas mañanas me despierto con la sensación de no haber descansado lo suficiente y a pesar de ello, a lo mejor me toca correr una hora y son las seis y cuarto de la mañana. Me levanto como puedo, meto la cara en agua helada, me visto y como un robot, abro la puerta de casa y me pongo a correr. Y sin darme cuenta, este sacrificio se ha convertido en mi rutina. El dedicarme en cuerpo y alma a entrenar, a focalizar todos mis esfuerzos en lograr un objetivo que aún parece lejano en el tiempo, pero que llegará. Estoy entrenando una media de dos horas diarias si no cuento el día de descanso. Solo durante este mes he recorrido más de 600 kilómetros entre correr, nadar y la bicicleta. Y ya no me parece extraño. Se ha convertido en mi día a día. Si hace un año hubiera visto el resumen del entrenamiento de este mes hubiera pensado que no era mío, que no era posible. Pero sí. No solo es posible. Es que además lo estoy logrando.



Es duro, pero como ya había comentado en algún momento, nadie dijo que fuera a ser sencillo. Una vez que he logrado adaptar mi vida a esta rutina, o que la rutina del entrenamiento se adaptara a mi vida, no tengo claro cual es el orden, tan solo tengo que luchar por vencer esos momentos puntuales en que el cansancio pretende imponerse a las ganas. El esfuerzo físico es importante. Pero con una alimentación adecuada y siguiendo el plan de entrenamiento de forma disciplinada, se puede sobrellevar. La carga psicológica es la que me sigue costando más. Sobre todo ahora en que prácticamente cada día tengo sesiones dobles, además coincidiendo con los días de trabajo. Y hay momentos en que, sinceramente, me quedaría en el sofá, descansando, sin más intención que la de cerrar los ojos y ponerme a dormir. Pero esto es parte también de lo que estoy haciendo. El día del Ironman estoy seguro que habrá momentos en que quiera tirar la toalla. Y el sobreponerme tal y como lo estoy haciendo a los momentos en que me saltaría algún entrenamiento, me ayudará para el día de la carrera. Estoy seguro.

Como comentaba, físicamente me sigo encontrando bien. Las sesiones las sigo acabando muy entero a pesar de ser cada vez más amplias, especialmente en las tiradas del fin de semana de bicicleta y las sesiones de natación en que ya llego a los 3000 metros. El acabar con tan buenas sensaciones me ayuda a recuperar mejor y a comenzar el siguiente día con la motivación necesaria.

Esto a punto de llegar al ecuador de la preparación. Ahora estoy en medio de la semana 13 del total de las 30 hasta llegar al día de la prueba. Y aunque soy consciente del tiempo que ha pasado, no tengo la sensación que hayan pasado ya casi 13 semanas. Parece que fue ayer cuando empecé a entrenar y a escribir mis vivencias en este blog. 

Espero que las semanas que me esperan por delante vayan, como mínimo, tan bien como las que he dejado atrás.

De momento, y por lo que respecta al mes de mayo, he corrido 150 km, nadado 20 km y hecho en bicicleta más de 460 km hasta completar los 635 km totales.

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