miércoles, 20 de mayo de 2015

Voy lento porque voy lejos

Uno de los valores que más importancia tiene en la preparación de un Ironman y tal vez de los que más cuesta asumir, es el de la paciencia. Las ganas de mejorar rápidamente, el de conseguir objetivos de forma inmediata, hacen que en ocasiones perdamos un poco el foco de lo que estamos haciendo. Y es que el Ironman no es una carrera de velocidad, sino una carrera de fondo. Pero vas con la inercia del día a día, de querer sumar más y  más kilómetros, más y más horas, progresar más y más rápido, no te das cuenta de que lo importante no está en el hoy, ni en el mañana, sino en el horizonte de dentro de muchos meses. Y muchas veces desesperas, porque te da la sensación de que no avanzas lo suficientemente rápido, que si no "corres" más no lograrás alcanzar tu objetivo. Pero no es verdad. No lo llegas a comprender, pero no es verdad. En esta aventura, no por más correr llegas antes o mejor.

Y envuelto en estos pensamientos, en esta necesidad de resultados inmediatos, me encotraba la mañana del sábado. Tocaba tirada larga de bicicleta y llevaba ya casi tres horas rodando, con ganas de llegar a casa, cuando giré la cabeza hacia una pintada que había en un muro. Por inercia leí lo que ponía y de pronto fue como si todo lo que estaba haciendo cobrara sentido... Vamos lentos porque vamos lejos. Así rezaba lo que alguien había pintado tiempo atrás, seguramente con un sentido muy diferente al que tenía para mi.


Paré la bicicleta para volver a leerla. Creo que era la primera vez en muchas semanas desde que empece a entrenar, en que hice una pausa para pensar en qué estaba haciendo, en porqué lo estaba haciendo y en el sentido que tenía para mi. Este es un viaje lento, como no puede ser de otra manera. Y lo ha de ser porque el recorrido que tengo por delante es largo. La verdad es que fue toda una revelación. ¿Cómo podía no haber entendido algo tan obvio desde un principio? En ese momento todo cobró más sentido que nunca. A pesar del cansancio acumulado, el regreso a casa lo hice con fuerzas renovadas. 

En cuanto al resto de la semana, esta era la número 10, la última de la fase de preparación, alcanzando ya volúmenes importantes como las tres horas de la tirada larga de la bicicleta.
En la piscina ha cambiado algo, y para mejor. Hasta esta semana pasada he de reconocer que ir a entrenar a la piscina me suponía todo un esfuerzo. No es un entorno cómodo para mi y cuando me tiraba al agua, pensar que me esperaba una hora o más por delante y nadando con entrenamientos tan exigentes como los que tengo planificados, se me hacía muy cuesta arriba. Sin embargo, y es algo que comenté con Victor, esta semana fui a nadar muy motivado, con muchas ganas. La verdad es que no sabría decir porqué. No se si es porque me siento mejor en el agua, porque cada vez me cuesta menos asimilar los ejercicios, por que mejoro en los tiempos, o es un poco de todo a la vez. Pero lo cierto es que ahora voy con muchas ganas a entrenar. Y es una sensación nueva.


Corriendo pocas novedades salvo que la tirada del domingo la sustituí en esta ocasión por la Cursa de Can Mercader, en Cornellà. Fui con Eric como en tantas otras ocasiones. Y hubiera sido una carrera más si no fuera por que no solo corrimos nosotros. También lo hicieron mis hijos. Y además en compañía de los hijos de Eric, lo que les motivó más aún. Y ver la ilusión con la que corrieron, las ganas que le pusieron y poder compartir con ellos algo tan importante para mi como es el deporte, fue la guinda para una semana que ha sido genial. Son realmente unos campeones. No creo que se pueda estar más orgulloso.

Quien sabe, tal vez algún día seré yo el que los anime en su primer Ironman. En cualquier caso, hagan lo que hagan, en cualquier faceta de su vida, siempre me tendrán a su lado apoyándoles incondicionalmente.

lunes, 11 de mayo de 2015

Asentando los cimientos

Apenas unos días me faltan para finalizar las 10 semanas de la fase de preparación. Sin darme cuenta ya ha pasado un tercio de las 30 semanas del total del entrenamiento para el Ironman. No tengo la sensación de que haya pasado tanto tiempo, tantas sesiones, tantas horas entrenando. Y eso es buena señal. Estoy disfrutando.

Esta semana ha sido la mejor con diferencia desde que comencé. Los resultados de la base que he estado preparando son cada vez más firmes, más evidentes. Los entrenamientos crecen en exigencia, tanto en volumen como en intensidad. Y sin embargo, las sensaciones al acabar son cada vez mejores. Me siento fuerte. Me cuesta menos recuperarme. Acabo las sesiones sintiendo que a pesar del esfuerzo podría continuar, que estoy relativamente entero. No como al principio cuando en ocasiones acababa muy tocado. Y eso está haciendo que cada vez tenga más confianza en mi mismo y en mis posibilidades.



Ya empiezo a tener sesiones de carrera de más de una hora, y ayer mismo, hice más de dos horas en la bicicleta a unos ritmos muy buenos. En la piscina, Víctor me aprieta cada vez más y me mete más caña. Por poner una pega a esta semana, tengo el pesar de haberme saltado uno de los días de piscina por las obligaciones familiares y laborales. Y el agua es mi sector más débil y en el que más esfuerzo he de realizar. Pero por lo demás, no puedo estar más satisfecho.

Este último punto, el de compaginar las obligaciones del día a día con el entrenamiento, es una de las cosas que más me preocupa y donde más voy a tener que aplicar mi "imaginación". Ya es difícil cuadrar los horarios de entrenamiento, cada vez más amplios, en el día a día. Si a eso le añadimos el tener que encajar los inevitables imprevistos que van surgiendo, el tema ya se complica pero que muy mucho. Y es entonces cuando hay que hacer encajes de bolillo. Y saber adaptarse y volverse más flexible. Tanto en qué hacer, como en cuando hacerlo. Y sobre todo, no obsesionarse si un día no se pueden cumplir los planes establecidos. Al fin y al cabo, aquí de lo que se trata es de disfrutar. De entrenar los mejor posible y de seguir mejorando. Y aunque a veces cueste darse cuenta, saltarse un día la piscina o dejar de salir una hora en bicicleta, no va a importar a largo plazo. Sin embargo, si fuerzo la máquina recuperando estas sesiones "perdidas", puedo entrar en el riesgo de sobre-entrenarme, y en el peor de los casos, incluso de lesionarme. Y entonces sí que tendré mucho que perder.

Así que intentaré cumplir mi plan de entrenamiento. Pero cuando no sea posible, adaptaré lo que me toque ese día a mis posibilidades.


martes, 5 de mayo de 2015

Resistir, luchar, seguir

Si algo define lo que siento desde que comencé a entrenar el Ironman y lo que he vivido hasta el día de hoy, en que empiezo la semana 9 de esta locura, es la lucha interna que hay en mi cabeza por continuar adelante, por no dejarme llevar por el cansancio, por el desánimo en ocasiones y por lograr no perder de vista mi objetivo final. Resistir, luchar, seguir. Es mi karma, mi mantra particular. Son las tres palabras que me repito continuamente para seguir entrenando. Nadie dijo que esto fuera a ser fácil. De hecho tenía claro que esta aventura sería cualquier cosa menos fácil. ¿Pero tenía que costar tanto esfuerzo? Supongo que si. En parte, esa es la clave. Si esto no costara tanto esfuerzo y sacrificio, ¿qué mérito tendría?

Esta semana he entrenado en los volúmenes que me tocaban pero he tenido que adaptar un poco el fin de semana debido al puente de primero de mayo. He disfrutado del puente con la familia y mis amigos. Y cómo hay tiempo para todo, tanto el sábado como el domingo, tuve la suerte de poder entrenar con Eric y Jordi, mis compañeros de batallas deportivas desde hace años.



A veces es necesario romper la monotonía del entrenamiento y hacer algo diferente. No solo entrenar por entrenar. Sino entrenar para disfrutar. Y eso es lo que hicimos por la vía verde de Ripoll a Sant Joan de les Abadesas. Unos 20 km exigentes a ratos, y suaves con los que disfrutar del increíble entorno por el que corríamos la mayoría del tiempo.

En la bici me sigo encontrando bien, comenzando a entrenar a medias por encima de los 25 km/h. ¡Por fin! Tenía esta barrera "psicológica" que no era capaz de romper, aunque al final ha caído. Otro pequeño paso más en que veo que el esfuerzo está dando sus frutos.

Corriendo cada vez tengo mejor técnica, cada vez salen los valores medios de mi cadencia y oscilación vertical mejores. Al final Julio va a tener razón, y voy a aprender a correr...

Nadando es donde más me está costando mejorar, sobre todo en las series. O al menos, conseguir que la mejora sea significativa. Técnica, técnica, técnica. Víctor, que me está ayudando como no lo ha hecho nadie en la piscina, me machaca a cada largo que doy. Me frena, con buen criterio, cada vez que me obsesiono con nadar metros y más metros. Me pide que no me preocupe tanto por el volumen y me centre más en mi técnica. "Da un paso atrás Álvaro, y te prometo que darás los dos siguientes hacia delante". Tengo esta frase grabada a fuego en mi cabeza aunque a veces el ansia por hacer kilómetros en la piscina me haga olvidarla. Por suerte, él está pendiente de mi para recordármela.

Y así he completado otro mes, abril, con los siguientes números: unos 420 km de los cuales 110 km corriendo, 292 km en bicicleta y 18 km nadando.